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3 de January de 2019

El legado que nos deja Eleazar Cortés


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Eleazar Cortés (1947–2018) fue y será uno de los compositores más importantes y reconocidos de la música en español en la Iglesia en los EE. UU. Eleazar nació en Michoacán, México y viviendo en Nuevo México, se graduó en Filosofía y Teología en el Seminario Interdiocesano de Montezuma para después complementar sus estudios de teoría y composición en la Universidad de Cabrillo en Aptos, California. Al estar inmerso en regiones donde angloparlantes conviven y practican su fe con familias de origen hispano, Eleazar atesoró tradiciones latinas y resaltó en sus composiciones elementos culturales que trascienden fronteras físicas.

Durante su vida Eleazar gozaba de compartir su talento impartiendo clases en escuelas y universidades, o bien como director de la música en la Iglesia. Fueron cuatro las colecciones de música litúrgica que compuso Eleazar, cada una con una variedad de cantos que han sido aprendidos y cantados por generaciones de fieles en México, Estados Unidos y el resto del continente americano, incluyendo Somos la Iglesia y Pueblo de Dios. En el País de la Vida, con cantos para funerales y El Amor Nunca Pasará, para bodas han sido también utilizados en Europa y en todo el mundo, agradeciendo el don de Eleazar de capturar y expresar en palabras íntimos sentimientos de fe, de amor y de tristeza.

La huella de Eleazar Cortés como músico, como católico y como persona

La versatilidad de Eleazar se puede comparar con la facilidad que tenía para colaborar con músicos hispanoparlante y angloparlantes, como fue en los casos de Bob Hurd y Jaime Cortez en Cantaré Eternamente y Gracia y Amor. Sus cantos y composiciones no sólo contagiaban su espíritu de devoción, sino que también inspiraban obras musicales, películas o series de televisión. Orquestas y grupos de mariachi y de música folklórica disfrutaban y disfrutarán por décadas de tocar sus piezas y así, rindiendo homenaje, mantener vivo su legado.

Mediante sus cantos, Eleazar regalaba una mirada a la vida y el espíritu de los mexicanos, reflexionando en la belleza y la autenticidad de una región o tradición en específico, resaltando instrumentos musicales únicos de la nación o ritmos que caracterizan la alegría y riqueza de México.

Gracias a Eleazar por la música ayudó a la expresión litúrgica de la comunidad Hispana y por no sólo ser un ejemplo que nos guía como músicos, sino también como católicos, inspirándonos a ser personas que comparten sus dones para ofrecer consuelo, fe y amor a los que los rodean. ¡Descansa en paz!